We are (the Nespresso) family!

No había tenido la oportunidad en la página de hablarles de mi Luisi, Jean Luis,  Luini, Luindi, DON LUIS, o en cualquier otra palabra, mi papá. Quienes me conocen sabrán que los sobrenombres y el amor abundan, es más, no faltan mis amigas que lo llaman por alguno de esos nombres jajajaja, yo simplemente la gozo.

Don Luchito en su pasaporte juvenil, aquí lo tienen de 17 añitos.

En fin, hay varias cosas que mi papá (mamá, tu también pero en este caso voy a hablar de café) nos inculcó y que están inmersas en la cultura del hogar Vera Falabella. Luisi es un amante de la tecnología y del café. Siempre, pero literal que toda su vida, ha sido lo que conocemos como un “early buyer”, esos tipos que aman TANTO la tecnología que no pueden resistir a la tentación y se compran lo último, lo más top y a veces ese chiche que jamás picó (llámese Laser Disc, HD DVD, Minidisc, etc… en el caso de mi papá).

Fotografía: Paula Zuvic Mis favoritos: Cioccatino, Vanilio y Envivo Lungo.

 

Así, toda la vida hemos ido viendo un display de distintas tecnologías en la casa, lo mismo con las máquinas de café. Luili es un arduo bebedor de café, curiosamente en la noche después de comida y con algún dulcecito, para mi ya es una costumbre.

Desde chicos siempre había olor a café en la casa y alguna que otra máquina de café dando vuelta, de todo tipo, desde la gringa que hace esos americanos rancios con filtro, pasando por esas Krups con grano molido tipo barista, prensas francesas cuando no era usual verlas en Chile y no llegó la modernidad cafetera hasta el principio de la década del 2000.

Luis, como buen hombre del milenio tenía que hacer un update a su tecnología, y no fue hasta que empezó a trabajar con una empresa holandesa (y hacía múltiples viajes a Europa) que en uno de ellos llegó con un armatoste cafetero llamado “Senseo“, bajo ninguna perspectiva era pequeña, tampoco gigante, pero jamás para traerla en la maleta jajajaja. Ésta era la última chupada del mate, el diseño era lindo (de hecho actualmente sigue siendo casi el mismo) y venía de la mano de Philips, más tecnológico imposible, pero ¿cuál era la novedad? El café venía en bolsas como las del té pero redondas, uno las ponía en una bandeja, apretaba un botón y salía, listo, jamás habíamos visto algo igual. El problema: ¿cómo cresta conseguíamos las bolsitas cuando se acababan?… Bueno, era cuando alguien viajaba y así… A medida que se pudiera, Don Luis contaba con su súper café.

Tuvo sus años de gloria la Senseo en la casa Vera Falabella, brillaba por lo única y novedosa, pero jamás llegó a Chile, como tantas de las tecnologías foráneas de Jean Luis jajajajaja, un crack. Él siempre tuvo una relación muy estrecha con el mundo alimentario, y particularmente con Nestlé. Así llegó a nuestras vidas una nueva máquina y que hoy es parte clave de ellas, es como un miembro más de la familia… Yo creo que hasta nos llamaría la familia Nespresso, porque por la cresta que nos gusta.

En otro de los viajes de Luis, que jamás podría recordar a dónde fue, llegó con una Essenza (como la primera pixie) y un Aeroccino. Wow, ahora el café ya no venía en bolsas como las del té, sino que en una especie de dedal más colorido que la cresta. La modernidad era demasiada, el olor a café embriagante y la máquina minúscula, que cosa más maravillosa, la amábamos. Tenía una forma media triangular pero una estructura similar a la de hoy, y de esta cosita venía el amado café, los invitados no lo podían creer, Luchito la adoraba y así fue convirtiéndose en el centro de atención de la cocina.

Esta es la primera Nespresso que tuvimos en la casa.

 

 

Luis era el más feliz, podía tomar BUEN café con solo apretar un botón, en una máquina fácil de limpiar y servirle esta maravilla a sus invitados ¿Podía haber más comodidad? Jamás… Era tan distinta a lo que conocíamos (bueno la Senseo no se quedaba tan atrás pero aún así, no llegaba a este nivel de comodidad). Hasta el día de hoy nadie ha superado a la Nespresso. En un principio Luchito se traía las cápsulas de Buenos Aires, justo la ciudad estaba en su apogeo y el Buenos Aires Design hacía gala de sus lujosas tiendas, en una de ellas había todo tipo de tecnología gastronómica y ahí se podían pillar las cápsulas. El viaje no era tan largo como a Holanda, pero aún así, no habían atisbos de que esta belleza llegara a Chile.

Es más, su acogida en el mercado global, al menos según mi perspectiva no fue tan rápida, pero si muy poderosa, de a poco empezaron a aparecer nuevas máquinas, sabores y, por supuesto, maravillosas boutiques. Una vez que llegó Nespresso a Chile, Luisi era un pionero, llegaba con su llaverito cuadrado de cuero a comprar cápsulas (que ya estaban grabadas en su perfil de cliente) y se tomaba un espresso en el local del Alto Las Condes. Moderno, mino, takillero, esto era lo más, y él era (al menos para mi) el rey de esta cuestión.

Con el tiempo, y gracias a Dios, se popularizó, cada vez es más fácil comprar cápsulas. Ya sea en tiendas, teléfono, online o a través de la app de Nespresso que es una joya. Hoy gozamos además de tantísimos sabores, es más, en la casa ya quedamos mi papá y yo que tomamos café, él los más fuertes de los fuertes, ama el Kazaar; mientras que yo le hago al suavecito Cioccatino, Vanilio y mi nuevo amado Envivo Lungo. él se lo toma en la noche y yo sagradamente en las mañanas con un poco de miel y leche de almendras, muy paleo.

Lo cierto es que más allá de ser un café takillero, que esté de moda, o lo que sea, es parte de nuestras vidas y creo que sería difícil concebirla sin esta maquinita. Más allá del consumo, es que nos une, nos gusta, yo lo regaloneo a él cada vez que le preparo el café o si se lo prepara mi mamá. Hasta le enseñamos a la señito, una de mis nanas a usarla. Podrán ver en las fotos que no es ni la última, ni la mejor y que tampoco está impecable, porque no me la prestaron para la foto, es la de nuestra casa, carreteada, amada y regalona.

Creo que no hay mejor ejemplo que mi sobrino en este video quien tan solo con dos añitos, Luchito ya entrenó para que sepa preparar un café en la Nespresso jajajaja.

Para qué hablar de la independización de los miembros de la familia, antes de que hubiesen sillones en las casas de mis hermanos y casi que cama, había una Nespresso en la cocina. Corta y simple, sin ella no hay hogar. Para qué contarles lo que nos hace falta en la Casa Kuk, cada vez que viene alguno, echamos de menos el café jajaja hasta incluso mis amigas. Que horror la dependencia, pero ya llegará una.

Fotografía: Paula Zuvic

 

Otra cosa es que no hay viaje sin visita a la boutique Nespresso, never. Sea donde sea que estemos, el miembro de la familia que sea, pasamos, a ver cuáles son las ediciones limitadas de la temporada, las nuevas máquinas, los dulcecitos que vienen directo de Suiza, a comprar tazas, cucharas, probar la pastelería y así… Somos unos gozadores y a toda la cuestión le sumamos selfies al grupo “familia” jajajaja nunca falta. No es lo más fino, pero es parte de quienes somos. Además, en familia hemos llegado a una conclusión: nuestra favorita es la de París que queda en Champs-Élysées. Tres pisos de pura maravilla, máquinas, bar para probar los cafés, una cafetería con una pastelería maravillosa y sin igual, pero además, máquinas dispensadoras de cápsulas disponibles las 24 horas del día como un Redbanc ¿Why are we not funding that? El día que eso exista, creo que seremos felices y no me paquearé cuando me quede una sola caja de cápsulas.

Es por todo esto y tanto más que no es que me guste Nespresso, ni que lo ame, es parte mía, de mi familia y de mi día a día, por lo mismo We Are (The Nespresso) Family, y si me imagino cantando la canción, si se la sabe también… ¡Cante!

Fotografía: Paula Zuvic PD: Cada vez que compro mis cápsulas, me entregan esta bolsa que puedo llevar para que ellos reciclen.

2 Comments

  • Dani
    20/09/2017 4:22 PM

    😍Que lindo, me gustó mucho este post y en especially el comentario de no es lo más fino la selfie en la tienda jajaja

    Saludos

  • Luis Vera
    20/09/2017 10:41 PM

    Cami que buena, me retrataste tal cual con toda esa cantidad de cachivaches que tuve que guardar en la bodega y ojo que partió antes de que nacieras con el Betamax de Sony

    Largo ha sido mi recorrido en la búsqueda del café perfecto, como olvidar las decenas de máquinas que pasaron por nuestra despensa, la cafetera de aluminio, las prensas francesas, la cafetera gringa “huacala”, la Senseo, te falto la Dolce Gusto y finalmente nuestra amada Essenza que tenía su encanto con su forma triangular, tal vez sea porque fue el primer amor, ja ja

    Cuantos malabares para conseguir las cápsulas era una odisea, pero cuando les veías las caras a tus amigos después de servirles este café profesional y les mostrabas la máquina, bien valía la pena el esfuerzo por conseguir las preciadas cápsulas

    Un beso mi Cami y que rico compartir este gusto por el buen café

    Luisi

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